domingo, 13 de octubre de 2019

Cáncer infantil

Todas las células del cuerpo tienen un sistema que controla su crecimiento, su interacción con otras células e, incluso, la duración de su vida. Cuando algunas células pierden el control y crecen de una manera que el cuerpo ya no puede regular, hablamos de cáncer.
Los diferentes tipos de cáncer tienen distintos tipos de signos, síntomas, tratamientos y resultados. Todo depende del tipo de célula al que afecta y la velocidad con que crecen las células.

¿Qué es el cáncer?
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Todos los tipos de cáncer avanzan del mismo modo: las células crecen de manera descontrolada, desarrollan tamaños y formas anormales, exceden sus límites habituales dentro del cuerpo y destruyen a las células que las rodean. Con el tiempo, las células cancerosas pueden extenderse (hacer metástasis) a otros órganos y tejidos.


A medida que las células de cáncer crecen, requieren más y más nutrición del cuerpo. El cáncer le quita las fuerzas a la persona que lo padece, destruye los órganos y los huesos y debilita las defensas del organismo contra otras enfermedades.

El cáncer es poco frecuente en los niños, pero puede aparecer. Los cánceres más frecuentes en los niños son la leucemia, el linfoma y el cáncer cerebral. A medida que los niños entran en la adolescencia, el osteosarcoma (cáncer de los huesos) es más común.

En la mayoría de los casos, los médicos no saben por qué los niños tienen cáncer. Las causas del cáncer en los niños no suelen ser las mismas causas del cáncer en los adultos, como fumar o estar expuestos a toxinas del medioambiente. En los niños, una condición genética, como el síndrome de Down, a veces puede incrementar el riesgo de cáncer. Los niños que han sido sometidos a tratamientos de quimioterapia o radiación para el cáncer tienen más probabilidades de volver a tener cáncer.

En la mayoría de los casos, no obstante, el cáncer infantil se debe a mutaciones (cambios) aleatorias en los genes de las células en crecimiento. Como estos cambios ocurren de forma aleatoria e impredecible, no existe una manera efectiva de prevenirlos.

A veces, el médico puede detectar los síntomas iniciales del cáncer en una revisión de rutina. Sin embargo, algunos síntomas del cáncer (como fiebre, glándulas inflamadas, infecciones frecuentes, anemia o moretones) pueden aparecer en otras enfermedades o infecciones infantiles que son más comunes que el cáncer. Por este motivo, es posible que, cuando aparecen los síntomas de cáncer, tanto los médicos como los padres crean que se trata de otras enfermedades de la infancia.

Una vez que se diagnostica el cáncer, es importante que los padres busquen ayuda de un centro médico especializado en oncología pediátrica (tratamiento del cáncer infantil).
Tratamiento del cáncer

El tratamiento del cáncer en los niños puede incluir una cirugía (la extirpación de los tumores o las células cancerosas), quimioterapia (el uso de fármacos para matar las células cancerosas), radiación (el uso de energía radiante para matar las células cancerosas) y un trasplante de médula ósea.

Los médicos pueden usar uno o más de estos tratamientos para un niño con cáncer. El tipo de tratamiento necesario depende de la edad del niño, del tipo de cáncer y de cuán grave es el cáncer.
Cirugía

En los niños con leucemia o linfoma, el tratamiento principal no suele ser una cirugía. Esto se debe a que la leucemia y el linfoma afectan al sistema circulatorio y al sistema linfático, que son dos sistemas que están presentes en todo el organismo. Esto hace que sea difícil tratar estos tipos de cáncer operando solo una parte del cuerpo.

Sin embargo, en el caso de niños con tumores sólidos que se han extendido a otras partes del cuerpo, con frecuencia, la cirugía permite extirpar con éxito el cáncer si se usa en combinación con la quimioterapia y/o la radioterapia.
Quimioterapia

La quimioterapia (o quimio) es un medicamento que puede eliminar las células cancerosas del cuerpo. Los niños con cáncer pueden recibir los medicamentos de quimioterapia por vía intravenosa (a través de una vena) u oral (por boca) Algunas formas de quimioterapia se pueden administrar por vía intratecal o en el líquido cefalorraquídeo. Los fármacos entran en el torrente sanguíneo y trabajan para matar las células de cáncer en todo el cuerpo.

La duración de la quimioterapia y el tipo y la cantidad de fármacos que se utilizan depende del tipo de cáncer y de la respuesta del niño al tratamiento. Todos los tratamientos son diferentes; por lo tanto, un niño puede recibir tratamientos de quimioterapia todos los días, una vez por semana o una vez por mes. Los médicos también recomiendan ciclos de tratamiento, que permiten que el cuerpo descanse y se recupere entre los períodos de quimioterapia.

Todos los medicamentos que se utilizan en la quimioterapia implican riesgos para la salud tanto a corto como a largo plazo. En el corto plazo, después de recibir quimioterapia, un niño podría tener:
náuseas
vómitos
caída del cabello
cansancio (agotamiento)
anemia
sangrado anormal
daño en los riñones
problemas menstruales

Como la quimioterapia destruye la médula ósea (el tejido esponjoso ubicado dentro de los huesos, que ayuda al sistema inmunitario con la producción de células sanguíneas), el riesgo de sufrir infecciones es mayor. Algunos fármacos irritan la vejiga y pueden provocar sangrado en la orina, pérdida de la audición y daño en los riñones. Otros pueden provocar problemas en el corazón y en la piel.

Los efectos a largo plazo pueden incluir infertilidad, problemas de crecimiento, daño en los órganos y mayor riesgo de padecer otros cánceres. Los médicos siempre tienen en cuenta los efectos secundarios antes de la quimioterapia y tal vez usen medicamentos para proteger al paciente contra la mayor cantidad de efectos secundarios posible.
Radiación

La radiación es uno de los tratamientos que se usa con más frecuencia para el cáncer. Los niños que reciben radioterapia son tratados con un haz de partículas u ondas de energía elevada que destruyen y dañan las células cancerosas. Muchos tipos de cáncer infantil se tratan con radiación y quimioterapia o cirugía. La radiación tiene muchos efectos secundarios (como mayor riesgo de infertilidad o cáncer en el futuro).
Trasplantes de médula ósea

Los niños con algunos tipos de cáncer tal vez reciban trasplantes de médula ósea. Si un niño tiene un tipo de cáncer que afecta el funcionamiento de las células de la sangre, un trasplante de médula ósea (junto con quimioterapia para matar las células defectuosas, puede permitir el crecimiento de nuevas células sanas. A veces, los trasplantes de médula ósea también se usan para tratar el cáncer que no involucra células sanguíneas porque les permiten a los médicos usar dosis más elevadas de quimioterapia de las que un niño podría recibir normalmente.
Afrontar el cáncer

El principal objetivo al tratar a los niños con cáncer es curarlos. Esto es lo prioritario, aunque aparezcan efectos secundarios no deseados como consecuencia del tratamiento. Afortunadamente, muchos medicamentos y terapias pueden hacer que los niños estén más cómodos mientras reciben tratamiento contra el cáncer.

En lo posible, los niños deben participar en su propio tratamiento contra el cáncer. Hable con su hijo en un lenguaje que pueda comprender y explíquele las características del tipo específico de cáncer y sus efectos. Sin embargo, cuando el cáncer afecta a niños pequeños (menores de 4 años) tal vez sea suficiente con explicarles simplemente que están "enfermos" y necesitan "medicamentos" para mejorar. Sin importar la edad del niño, el objetivo es prevenir el miedo y los malentendidos.

Muchos niños tal vez se sientan culpables, como si el cáncer fuese en parte por su culpa. Los psicólogos, trabajadores sociales y otros integrantes del equipo de tratamiento contra el cáncer pueden ser de gran ayuda para tranquilizarlos y ayudarlos a hacer frente a sus sentimientos.

Si a su hijo le diagnostican cáncer, recurra al equipo de tratamiento contra el cáncer para que lo ayude a guiar a su familia a través del dolor, la incertidumbre y los inconvenientes que esto provoca. De ser necesario, el equipo también puede comunicarse con la escuela de su hijo o hacer una visita para explicarles el diagnóstico a sus maestros y sus compañeros. Cambiar el miedo y la incomprensión por compasión e información es una parte importante de ayudar a los niños con cáncer a afrontar la enfermedad.

El diagnóstico y el tratamiento de los cánceres infantiles lleva tiempo y existen efectos secundarios tanto a corto plazo como a largo plazo. Pero gracias a los avances médicos, cada vez son más los niños con cáncer que terminan exitosamente el tratamiento, abandonan el hospital y crecen como cualquier otro niño. En la actualidad, más del 80 % de los niños con cáncer viven 5 años o más.

Recuperado de: https://kidshealth.org/es/parents/cancer-esp.html

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